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viernes, 21 de abril de 2017

¿Cómo afectan las nuevas tecnologías a nuestro cerebro?

Trabajamos en el ordenador mientras miramos televisión, y estamos pendientes de las redes sociales y las alertas del móvil. ¿Hasta qué punto nuestro cerebro está capacitado para la multitarea?


Como una ráfaga, el mundo ha cambiado en las últimas décadas de manera impactante. Las nuevas tecnologías nos permiten la comunicación instantánea, un acceso inusitado a la información, la simplificación de muchas tareas que antes nos llevaban muchísimo esfuerzo, la posibilidad de vivir más y mejor. Sobre esta realidad y estos favores no existen reparos sino más bien elogios y aprovechamientos. Lo que debemos decir también es que esta posibilidad de vida nos puede generar, a su vez, cierto impacto disfuncional, impulsado por la exigencia a realizar diversas acciones al mismo tiempo. Es habitual, hoy, estar trabajando en la computadora mientras miramos televisión o escuchamos música, y estamos pendientes de las redes sociales, los mensajes de texto, correos electrónicos o alertas de noticia en el celular. ¿Hasta qué punto nuestro cerebro está capacitado para sostener las tareas múltiples que las nuevas tecnologías promueven?
El cerebro es, como cualquier sistema de procesamiento de información, un dispositivo con capacidades limitadas, sobre todo en la de procesar una cantidad de información por unidad de tiempo en el presente. Así, nuestro cerebro tiene dos cuellos de botella: uno es la atención (cuando tenemos dos fuentes de información suficientemente complejas, la eficiencia de una decae como consecuencia de la otra); y la otra, la llamada “memoria de trabajo” (el espacio mental en que retenemos la información hasta hacer algo con ella). Esta memoria tiene una capacidad finita en los seres humanos y es extremadamente susceptible a las interferencias. Cuando se intenta llevar a cabo dos tareas demandantes al mismo tiempo, la información se cruza y se producen muchos errores.
Muchas veces se plantea que la multitarea (multitasking) podría ser beneficiosa para entrenar nuestra capacidad para el paso rápido y eficiente entre actividades. Sin embargo, existe evidencia científica de que las personas que funcionan con esa modalidad se dispersan más cuando pasan de una a otra. Contrariamente a lo que uno podría imaginar, son más propensos a quedarse pegados a estímulos irrelevantes y, por lo tanto, a distraerse fácilmente. Por otra parte, suelen sobrevalorar su capacidad para hacer multitasking, lo que impacta en una menor concentración sobre cada elemento y en el pasaje. Participantes de una investigación que refirieron hacer muchas cosas a la vez fueron los que, paradójicamente, peor rindieron en pruebas de multitarea.
En un estudio realizado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), se les mostraron a estudiantes unas tarjetas con símbolos y se les pidió que hicieran predicciones basándose en patrones que habían reconocido previamente. La mitad tenían que realizar esto en un ambiente de multitarea, mientras escuchaban altos y bajos tonos y tenían que contar las señales acústicas elevadas. Sorprendentemente, ambos grupos fueron igual de competentes. Pero cuando empezaron a hacer preguntas más abstractas sobre esos patrones, el costo cognitivo de las multitareas fue evidente. Cuando estamos en una reunión, en una conferencia o viendo una película en casa y, al mismo tiempo, mandamos emails y mensajes de texto desde nuestro teléfono, creemos que podemos seguir en profundidad lo que se dice y sucede en el entorno, pero esto, la mayoría de las veces, es solo una ilusión. Por el contrario, nos estamos perdiendo mucho. Desde el punto de vista del funcionamiento cerebral, estamos capacitados para realizar muchas tareas, por supuesto, pero debemos focalizarnos en hacer una de estas por vez. Tener muchas cosas para hacer y hacerlas una por vez (que es lo recomendable) no es lo mismo que intentar hacer varias cosas al mismo tiempo. La multitarea tiene un costo cognitivo.
La mala administración de la atención no solo genera improductividad, ansiedad y estrés, sino que puede traer también riesgos letales. En un estudio de la Universidad de Utah, los psicólogos David Strayer y Jason Watson señalaron que la posibilidad de un accidente automovilístico puede ser tan alto para aquellos que, mientras conducen, hablan por teléfono o mandan mensajes de texto como para conductores que habían tomado más alcohol del permitido por la ley.
Los conductores que usan celular tienen reacciones más lentas, respetan menos su carril, mantienen menor distancia entre los autos y pasan más semáforos en rojo. Estas personas, en comparación con los que no usan el teléfono cuando manejan, detectan menos de la mitad de los detalles y situaciones que se les presentan, lo que produce ceguera atencional. La distracción se da también cuando se habla con “manos libres” o en alta voz. En otros estudios en los que usaron un mecanismo para realizar el seguimiento ocular, revelaron la existencia de una ceguera parcial a estímulos importantes en los conductores que hablaban por teléfono: estos solo detectaban la mitad de los estímulos que estaban justo delante de ellos y tenían un tiempo de reacción más lento a las luces de freno del auto de adelante.
Chequear correos electrónicos o notificaciones de redes sociales puede provocar entusiasmo, pero también cierta dependencia. Existe un consenso entre especialistas en el que la eficacia del manejo del tiempo obedece a cierta organización y rutina. La clave está en poner un filtro entre tareas importantes y ociosas. Para descansar, es mejor salir a caminar, respirar profundo, cambiar de actividad o hacer una tarea menos demandante. Además de volvernos eficientes en lo inmediato, estas actividades alternativas pueden, al retomar la tarea inicial, traer ideas o aproximaciones novedosas que mejoren el largo plazo.
El estudio del impacto de las nuevas tecnologías especialmente en niños y adolescentes es un desafío que las neurociencias están abordando. Como sabemos, el cerebro sigue desarrollándose hasta la segunda década de vida. El lóbulo frontal, que contiene circuitos claves para habilidades cognitivas de alto orden como el juicio, el control ejecutivo y la regulación emocional, es de las últimas áreas en desarrollarse de forma completa. Durante este período, el cerebro es sumamente adaptativo e influenciable por el ambiente. Decimos entonces que la tecnología suele ser buena para los procesos cognitivos de los niños si se usa con buen juicio, pero que el problema es que el buen juicio y el autocontrol se encuentran entre las habilidades en desarrollo, por lo cual son los adultos quienes deben ejercerlo cuando estos usos se transforman en excesivos. Como padres, es necesario detenerse a pensar qué sucede con el estímulo de habilidades sociales como la empatía, la compasión y la inteligencia emocional en nuestros hijos (y en nosotros también) cuando la mayor parte de las interacciones se dan de manera virtual, en detrimento de la comunicación cara a cara.
A diferencia de otras revoluciones tecnológicas, la de la “tecnología social” implica nunca estar solos y nunca estar aburridos. La socióloga Sherry Turkle del MIT describe esto como “la intolerancia a la soledad”. Esto implica estar desatentos a las personas que tenemos alrededor para conectarnos con el mundo virtual. Turkle considera que esto quita la oportunidad de aprender a mantener conversaciones, a poder tener un momento de introspección sin un artefacto electrónico y sin que eso genere ansiedad. Según la socióloga, esta tecnología, que nos ofrece la posibilidad de no aburrirnos nunca, puede hacernos menos tolerantes a establecer relaciones duraderas.
Una última reflexión sobre todo esto, pero fundamentalmente sobre cierta valoración positiva de la tarea focalizada y la capacidad de introspección: son famosas las anécdotas de escritores como Franz Kafka que produjeron algunas de sus obras más célebres de corrido y en un puñado intenso de tiempo. De ese deseo de momentos imperturbables le hablaba en una de sus cartas a su amada Felice: “Escribir significa abrirse por completo… Por eso nunca puede uno estar lo suficientemente solo cuando escribe; por eso nunca puede uno estar rodeado del suficiente silencio cuando escribe, y hasta la noche resulta poco nocturna.” ¿A alguien se le ocurre mayor plenitud personal y favor a los demás que la sola tarea de estar escribiendo esas maravillas?

Generación Z

Generación Z en resumen

También conocida como la Generación-i, se trata de individuos nacidos después del año 95. Se van a graduar de la universidad a partir del próximo año y comprenden hasta 23 millones de personas en todo el mundo. Dicho esto, muchos de estos 23 millones están todavía en el colegio o en la universidad. Pero en poco tiempo entrarán más y más a la fuerza laboral.

Son el producto de la generación X

Mientras que la Generación Z son los niños de la Generación X, han crecido en un mundo inimaginablemente diferente.
Kat Lynn, directora asociada de mercadeo y comunicaciones en Universum, explica que la Generación Z "ha crecido en la era digital y nunca ha conocido un mundo pre-Internet". Esto significa que están creciendo en el mundo de la conectividad y el trabajo remoto. Nunca se apagan o desconectan y esto es muy diferente de la forma en que sus padres y abuelos se han referido a sus carreras.

¿Cómo se comparan con los Millennials?

La Generación Z es notablemente diferente de la generación Y o los millennials.
Además de tener hábitos de consumir información en trozos pequeños, esta generación también consume información pasando entre múltiples plataformas y dispositivos (Ellos pasan en promedio entre 5 diferentes pantallas) [3]. Este comportamiento de paso de plataforma en plataforma es una característica definitoria de la Generación Z, y puesto que una imagen vale más que mil palabras, parece que las imágenes son también son el método preferido para ellos: piense en Instagram y Snapchat como sus principales modos de comunicación.
Sin mencionar el hecho de que son buscadores de información por naturaleza. Han crecido junto con YouTube, Wikipedia y eHow. Ellos saben cómo localizar la información que están buscando y no tienen miedo de ser ingeniosos.
Esto podría afectar de manera importante la forma en que diseñamos nuestros cursos eLearning, ya que si no son cursos claros, breves, concisos y disponibles a través de múltiples plataformas, el alumno rápidamente se aburrirá. Piense en Buzzfeed. Este sitio de noticias es ampliamente utilizado por los jóvenes porque los artículos son cortos y visuales.
A pesar de que los Millennials son bastante hábiles con la tecnología y aceptan el cambio rápidamente, no se puede negar que crecieron con Internet de acceso telefónico, MySpace y AOL; eso es una experiencia enormemente diferente a Facebook y Google. La Generación Z ha crecido y toda su vida está siendo documentada en estos momentos en las redes sociales, ya sea por sí mismos o por sus padres. El mundo es más pequeño, la tecnología es más rápida y el mundo existe en gran medida en una pantalla.
Esto puede parecer indeseable, pero como resultado, la Generación Z tiene la capacidad de comunicación virtual más fuerte, habilidades de colaboración en línea más desarrolladas y un mayor espíritu empresarial: ellos están acostumbrados a encontrar y trabajar cosas por sí mismos. Crecieron en un marco de medios de comunicación social ya establecido y aprendieron a encontrar información en línea desde una edad temprana. Una desventaja, sin embargo, puede ser los cortos períodos de atención que van ligados a esto – usted como capacitador va a tener tan sólo unos 8 segundos para llamar su atención.

¿Cómo capacitar a la Generación Z?

Éstos son algunos consejos para crear la mejor capacitación eLearning posible para esta próxima generación de trabajadores:
  • Utilice mensajes visualmente estimulantes: Recuerde que son una "generación de orientación visual” , por lo tanto, cree sus cursos eLearning basados más en imágenes que cualquier otra cosa.
  • Proporcione flexibilidad: Usted tendrá que poner a disposición de ellos capacitación más flexible, o sea, que se puede acceder desde cualquier lugar y hora. 
  • Brinde autonomía: Los colaboradores de la Generación Z disfrutan de un mayor grado de auto-estudio y autonomía. Por ende, ofrecer la oportunidad de elegir los temas y cursos que desea llevar es la clave para ayudar a desarrollar la motivación y confianza del colaborador en sí mismo. 
  • Fomente la colaboración y las conexiones humanas. Mientras que la Generación Z puede necesitar menos capacitación en tecnología, sí requiere más comunicación interpersonal. Ellos están acostumbrados a expresar libremente sus opiniones, así que asegúrese de fomentar la colaboración y expresión entre ellos a través de foros, grupos de discusión y sesiones de preguntas y respuestas.
  • Alimente sus hábitos de consumo en fragmentos cortos de información. Es necesario crear módulos de aprendizaje cortos y rápidos para mantener su atención.
  • Fácil de usar. Esta generación espera que la tecnología en su lugar de trabajo sea intuitiva, accesible y fácil de usar. Para ellos, cualquier software que sea difícil de usar los puede hacer sentir frustrados.
  • Móvil o nada. De acuerdo con la publicación Brian Solís 25 Disruptive Technology Trends 2015-2016, "La Generación Z es primero móvil y sólo móvil", por lo tanto, se vuelve crítico que sus cursos de capacitación estén disponibles siempre en dispositivos móviles.


martes, 18 de abril de 2017

La lengua de las mariposas

Asignatura: Teorías sociológicas y educación
Tarea del 8/4/17: Apuntar 3 o 4 cuestiones que nos llame la atención o nos moleste
(para el 22/4)